Por qué ellas hablan más y ellos menos

Colaboración de Adela Ramírez

De manera generalizada se mantiene la idea de que ellas escuchan más y mejor que ellos, además son mejores interlocutoras y más empáticas. Pero, ¿cuáles son las causas?

Las estructuras mentales de cada género se fueron conformando con el paso del tiempo y para intentar descifrar los secretos que guarda el cerebro humano, nació la neurociencia, que es la rama de la medicina encargada del estudio del sistema nervioso. Por lo tanto, esta disciplina tiene como objeto el análisis del cerebro humano, desde un punto de vista tanto biológico como químico.

Luego entonces, la finalidad de la neurociencia es la de comprender el comportamiento humano desde un punto de vista neurológico y entender cómo funciona el cerebro.

Tras numerosos estudios, la ciencia ha descubierto por ejemplo que esta masa de tejido nervioso constituida por dos hemisferios se encarga del control de las actividades y funciones vitales, así como de las funciones cognitivas y emotivas.

Se ha descifrado además que: el cerebro no experimenta dolor, está formado por 100.000 millones de neuronas, incrementa su actividad mientras dormimos, por ello las personas con mayor capacidad intelectual sueñan más.

Este órgano consume cada día cerca de 300 calorías, si las pusiéramos en línea, sus neuronas recorrerían 1.000 km., su estructura cambia a lo largo de la vida y cada recuerdo tiene dos copias.

El cerebro envía mensajes a 360 km/h., jamás deja de funcionar, una parte se dedica a reconocer rostros, se ha descubierto que el alcohol lo incapacita, de ahí que el lenguaje se vea afectado con algunas copas encima; el estrés hace que el cerebro se haga más pequeño y cuando reímos piensa con mayor claridad, por ello el buen humor siempre es aconsejable en momentos muy tensos.

Algo sorprendente es que el cerebro también entiende de género. Las investigaciones demuestran que el cerebro de hombres y mujeres son distintos. Esto explica que, en general, ellas sean más empáticas y ellos se orienten mejor en el espacio, de ahí su destreza para manejar o practicar videojuegos, por ejemplo.

Todo se remonta a la prehistoria. Hace millones de años ellos, cazaban se dedicaban a proteger a la familia y a realizar las tareas más pesadas. Mientras que ellas, recolectaban frutas y se concentraban en la crianza de los hijos.

Conforme fue avanzando la humanidad y la civilización, el cuerpo de cada sexo se fue adaptando a las distintas funciones que realizaban tanto físicas como mentales. Con la evolución, ellos y ellas cambiaron y sus funciones se adecuaron al mundo que los rodeaba.

El cerebro femenino actúa como un radar que le permite analizar en segundos la información que hay a su alrededor, puesto que en la prehistoria permanecían atentas ante cualquier movimiento que pudiera poner a sus hijos en riesgo. Lo anterior,  explica que ellas hayan desarrollado la habilidad de comunicación interpersonal.

Ellas concentran en el cerebro 11% más neuronas auditivas y del lenguaje por ende, son buenas oyentes y hablan de 20.000 a 32.000 palabras al día. Mientras que ellos, tan solo llegan a pronunciar 13.000 más o menos.

En materia del lenguaje otra diferencia entre hombres y mujeres, es que los primeros son mucho más concretos, e incluso se comunican con monosílabos. Ellos en general son prácticos y se limitan a contestar lo que se les consulta. Ellas por su parte entablan largas pláticas y revelan más detalles.

Esta diferencia tiene una explicación científica, el lenguaje y el idioma lo aprendemos con el lado izquierdo del cerebro y resulta que las mujeres tienen mayor número de neuronas por área.

El córtex prefrontal es el área cerebral que regula todo lo que tiene que ver con la planificación, toma de decisiones y solución de problemas. Las mujeres claramente lo tienen mucho más desarrollado. Dicha zona también, es la que Einstein tenía más desarrollada que el resto de los humanos.

Además, los expertos han demostrado que el cerebro femenino tiene más circunvoluciones y diferente distribución de las neuronas que el masculino, lo que está relacionado con las características de la mujer como: deseo de pertenecer a grupos, procesamiento de la información con más detalle, más propensión a las charlas, etc.

El cerebro femenino procesa la información de manera diferente porque realiza conexiones más rápidas entre ambos hemisferios.

Para ellas la amistad es un valor muy importante. Establece conexiones profundas y emocionales de gran intensidad.

Es difícil engañarlas porque ellas, poseen una gran capacidad para interpretar los rostros y percibir el tono de las voces, así como la intención. Las mujeres, presentan una mejor visión de conjunto. Con una gran capacidad de integrar conceptos y elementos diferentes.

Estas características están muy relacionadas con la maternidad y el instinto natural que tiene la mujer para poder proteger y criar a sus pequeños.

En la prehistoria ellos se dedicaban a cazar, lo que les impidió tener mayor interlocución. Mientras que las mujeres desarrollaron una mejor capacidad auditiva, a  la mayoría de los hombres les cuesta distinguir los tonos de voz y los cambios emocionales, no perciben que en muchas ocasiones el “sí” es “no” y el “no” significa por ejemplo: lo pensaré, insiste un poco más o sí pero, más adelante.

A ellos les cuesta un mayor esfuerzo prestar atención durante la escucha y percibir discursos largos con mayor número de palabras y señales corporales.

El cerebro masculino al tener menos conexiones, está configurado para realizar una sola cosa. Los hombres escuchan o hablan. Escuchan los sonidos o perciben los gestos corporales. No pueden hacer dos cosas a la vez. En muchas ocasiones podría parecer que se mantienen insensibles ante detalles que solamente ellas perciben pero, todo tiene una explicación científica.

Toda vez que de manera neuronal somos distintos y de igual forma realizamos enfoques diferentes de una misma situación, los desencuentros no se hacen esperar. Por ello, la clave podría ser la comunicación directa, ante cualquier conflicto que se pueda generar en el ámbito personal o laboral.

No pensar por los demás y la ausencia de prejuicios podría funcionar al momento de entablar negociaciones con el sexo opuesto.

REDACCIÓN

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