OPINIÓN de Jorge Marcelino Alejo
Estremece cuando en su relación con empresarios, el Gobierno Estatal les señala sin contemplaciones que hagan a un lado sus pretensiones políticas y que no actúen en forma opuesta al régimen político actual. Por eso a principio de esta semana, sonó bien que quiera invitar a dialogar a todos los sectores sociales, incluidos los empresarios.
Del otro lado, aun cuando algunas cámaras empresariales se muestran exigentes, las más se abren al diálogo y esperan arreglo en su relación. Eso sí, como lo subraya el empresario Alfredo Rivera Espinosa, el gobernador tiene que abandonar “la grilla política” y discutir en una mesa los objetivos post pandemia.
Así la cuestión ya está más clara. Tiene su fondo político y ello anuncia enfrentamientos que obviamente se pueden desactivar.
Ambas partes saben que deben buscar la armonía. Y es del todo deseable que lo logren, por la necesidad de atender la reactivación económica, porque también asusta que no son únicamente los mil comercios tronados por el Covid19 en el Centro Histórico, pues cada día aumentan cierres de empresas con su cuota al desempleo.
Y que no se pierda de vista que el desempleo fomenta el hambre y la violencia. Temas de los que se rehúye hablar y menos de prevenir sus consecuencias.
Si así están las cosas por el problema económico que ya aflora, dada la caída del Producto Interno Bruto –PIB- en más del 17 % en el trimestre abril –junio, el proceso electoral 2021 no puede encontrarse con una relación averiada del Gobierno Estatal con los empresarios.
En pocos meses subirá de tono el ajetreo político, en el que se renovarán 217 presidencias municipales y decenas de diputados al Congreso Local, por lo que antes de que eso ocurra, debe quedar solventada esa relación por dos poderosas razones. La primera es por la urgencia de acciones conjuntas que reactiven la economía para mitigar el desempleo. La segunda es evitar nuevas fricciones, que solo dejan desgaste social y más con elecciones políticas encima.
Se aprecia con claridad que una relación dañada, en tiempos de Coronavirus y de procesos electorales, no abona en nada al beneficio y progreso de los poblanos.
M E M O R A N D U M
En más de relaciones Gobierno –empresarios, a nivel federal no andan tan perdidos.
A finales del pasado julio, el Presidente López Obrador se volvió a reunir en Palacio con empresarios que había tenido cierto alejamiento. Ahí estuvieron apellidos como Del Valle, Slim, Treviño, Garza y otros. La plática versó sobre la reactivación económica después del Covid19. Es más, en la presentación de la reforma al sistema de pensiones de donde se desprende que habrá subsidio para trabajadores que menos ganan, fue notoria la reaparición de Carlos Salazar Lomelí, presidente del Consejo Coordinador Empresarial nacional.
Será que allá sí entienden los tiempos políticos.
CALIDAD
A través de su director general Víctor Manuel Ochoa, Granjas Carroll de México refrendó su adhesión a la iniciativa más importante de responsabilidad social, soportada en el Pacto Global de la Organización de las Naciones Unidas –ONU-. Ello implica su compromiso en procurar mejora continua en los ámbitos de Calidad de vida en la Empresa, Ética, Gobierno Empresarial, Vinculación con la Comunidad y Cuidado y Preservación del Medio Ambiente.
Parte importante de su mérito, es que a 25 años de presencia como granja porcícola, ha demostrado que la sustentabilidad genera valor y un modelo de negocio rentable.
joma61@hotmail.com