OPINIÓN de  Jorge Marcelino Alejo

El nuevo préstamo de mil millones de dólares que le otorgó el Banco Mundial a México, despertó suspicacias por el destino impreciso que se le dará. Es más, se advierte que podría roturarse la política de austeridad que caracteriza al Gobierno Federal, pues el mismo Presidente la alimenta de manera constante. Días atrás llamó a gobernadores, a implementar más medidas de austeridad, reducir viáticos, no comprar vehículos nuevos y hacer eficiente la administración.

El recelo se dio cuando la Secretaría de Hacienda señaló que el crédito no es adicional a la deuda autorizada por el Congreso y que no va a financiar el programa de respuesta al Covid 19. Precisó también que se ubica dentro de los límites de endeudamiento externo para el Gobierno Federal, con base en la Ley de Ingresos de la Federación. Inclusive está relacionado con acciones de política pública que forman parte del financiamiento general y no van ligados a ninguna actividad o proyecto específico.

Es ahí cuando políticos y empresarios sugieren que el préstamo se vaya a la recuperación económica, o bien que se canalice en ayuda a desempleados por el Covid 19, o que se apoye a micro y pequeñas empresas para evitar que cierren sus puertas.

Lo que tenemos sin embargo, es que la 4T ya anota en su haber nuevo préstamo del exterior que tanto rechazó. Aceptarlo, es como darse un revés a sí misma a su política de austeridad que sigue aplicando, porque viene más adelgazamiento burocrático. En breve se decidirá el destino de decenas de Subsecretarias en diversas Secretarias de Estado como las de Relaciones Exteriores, Educación y Economía.

Por los tiempos de crisis que deja el Covid 19, y que se agudizarán en tanto en cuanto se vuelva a levantar la economía, la 4T tendrá que dar señales claras de hacia dónde se van a ir los recursos del nuevo préstamo. Si no se conoce pronto su destino, como dinero fresco corre el riesgo de ser usado con excesos y despilfarros de antaño, que tanto combatió el ahora Presidente de México.

Eso significa que el nuevo préstamo, no debe tentar a la 4T, porque nada sería tan catastrófico para una economía en crisis, que si ahora fueron mil millones de dólares, después sin el menor sonrojo, pida el doble de millones.

M E M O R A N D U M

CALIDAD

Mediante el compromiso que asumió la industria mexicana de bebidas, para el 2024 se propone reducir hasta en un 75 % las calorías en los productos que ofrece. Está cerca de la meta, porque en reciente reporte señaló que va por un 20 % más, que se suma al 55 % alcanzado en lo últimos 10 años.

Esta industria integrada por 120 empresas en el país, que es representada por la Asociación Nacional de Productores de Refrescos y Aguas Carbonatadas -ANPRAC-, destaca que entre sus metas esenciales se encuentra lograr el bienestar de los mexicanos y mejorar su calidad de vida, pues como avance en ello, el 30 % de sus productos han sido reformulados.

Pareciera que se hace poco, cuando nos impresionan las cifras de obesidad y sobrepeso que agobian a millones de congéneres por elevado consumo de calorías, pero el trabajo de esta rama industrial nos muestra que, en serio, está haciendo lo suyo.

IMPORTACION

Sufren empresas confiteras por imparable aumento en precio del azúcar. En enero de este año costaba 713 pesos el bulto de 50 kilogramos; en abril llegó a 752 y ahora en junio a 839. Felices el oligopolio del dulce y el sector cañero, porque además, está prohibida la importación de azúcar.

Debía permitirse -en tiempos de cambios- la importación de azúcar. Se conseguiría menor costo y los productos llegarían a mejor precio al consumidor.

joma61@hotmail.com

REDACCIÓN

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