Javier Lozano ha dado mucho de que hablar durante estos últimos días, empezando desde que llamó a Ricardo Anaya “joven dictador” hasta su regreso con el PRI y apoyar al precandidato José Antonio Meade.
Era el verano de 2014, un problema de atención en un hospital del sector salud del estado de Puebla crecía por su difusión en redes sociales, cuál sería la sorpresa para el gobernador Moreno Valle cuando el senador panista Javier Lozano Alarcón se sumó en sus cuentas a la crítica.
Conclusión: “Javier no tiene remedio, no es de confianza. Que me comuniquen con el senador Lozano”, pidió el gobernador en sus oficinas del CIS.
Y para muestra que no es un político confiable basta revisar hechos sucedidos del domingo pasado hasta ayer miércoles 10 de enero.
Lozano estaba comiendo en Puebla, cuando se enteró que el ex gobernador había declinado y anunciaba que no buscaría más la candidatura a Presidente de México.
“Por lo visto no estoy en su ‘equipo de trabajo y colaboradores’, pues hasta ahora me entero de esta decisión. Ya veremos los saldos de su ‘negociación’”, reprochó Lozano, quien llegó a la Cámara de senadores en 2012 con el respaldo de Moreno Valle.
Una hora más tarde, el senador retuiteó el video de Moreno Valle en el que anunció su dimisión de la contienda interna de Acción Nacional, incorporando el hashtag “#PincheFarsa”.
Originalmente estaba marcada su renuncia el lunes 8 de enero, así lo confió a un grupo de amigos desde diciembre y adelantó que se sumaría a la campaña priista, donde platicaba y tenía acuerdos en principio. La oportunidad era única.
Fue el martes 9 de enero cuando renunció a su militancia panista, no sin denostar a Ricardo Anaya a quien llamó “joven dictador”.
Y ayer el miércoles 10 de enero, Lozano Alarcón se incorporó a la precampaña de José Antonio Meade Kuribreña de la coalición integrada por el Partido Revolucionario Institucional, Partido Verde Ecologista de México y Nueva Alianza.
A invitación de Meade, Lozano se desempeñará como vicecoordinador de Mensaje y será uno de los voceros oficiales de la precampaña.
“No hay un mexicano con mayor experiencia y resultados en la Administración Pública Federal que José Antonio Meade, que ha servido por igual en dos administraciones emanadas de partidos diferentes, siempre con el mismo compromiso y honorabilidad”, dijo el ahora senador independiente.
El legislador por Puebla informó que como vocero de la precampaña destacará el rigor técnico, la capacidad política y la sobriedad y templanza de Meade, que son las características que requiere el país en estos tiempos.
“Me voy decepcionado por la degradación del PAN en manos de un joven dictador que, en su obsesión por el poder, fracturó gravemente al partido”, explicó Lozano Alarcón, quien agregó que además de resaltar las ventajas de las precandidaturas del cinco veces secretario de Estado, se empeñará en mostrar al público “quién es ese abusivo traidor detrás de la máscara de Ricardo Anaya”.
Confirmó que será el bóxer que usará el PRI para enfrentar los argumentos y la belicosidad del panista Anaya.
Quizá los priistas encontraron la horma del zapato de su adversario.
En este contexto empiezan a surgir versiones de la utilización del senador como un Caballo de Troya en el priismo o en un sentido más pragmático para que el exgobernador Moreno Valle tenga un pie en el PAN y otro en el PRI.
Son posibilidades remotas, porque Moreno Valle no confía en Lozano, quien además lo llamó “farsante” y juega para sus propios intereses.
Sólo gusta de la buena vida, cobrar muy bien, usar sus redes sociales y por supuesto detesta trabajar. Esas son las razones por las que nunca estuvo en el gabinete morenovallista y Tony Gali cortésmente lo tuvo que despedir.
“Es un huevón”, aseguran quienes lo conocen e incluso son sus amigos.
Lozano abandonó en 2004 al PRI para seguir a Felipe Calderón, recientemente traicionó a quien lo hizo secretario del Trabajo al negar apoyo a su esposa Margarita. En ese sexenio se convirtió en millonario, lo que no consiguió como empleado de Melquiades Morales y Mario Marín y se sumó al morenovallismo en espera de ser recompensado con la gubernatura del estado o por lo menos la presidencia municipal de Puebla.
Jamás estuvo contemplado para ninguna de esas posiciones y ahora regresa al PRI por la puerta de atrás y como “porro” para agredir a los contrincantes de José Antonio Meade, en espera de buenos ingresos, como los que se sospecha consiguió al amenazar al empresario chino mexicano Chen Li Ye Gon, a quien le dijo la famosa frase “coopelas o cuello”.
Lozano seguirá en la política y en las redes sociales, medrando del presupuesto público y a las órdenes de quien más le pague, por eso abandonó al morenovallismo que también le dio dinero y poder y ahora lo trata con el calificativo de “farsante”.
Ese es Lozano, el golpeador.