La forma de gobernar de la presidenta está manifestando las cualidades propias del instinto femenino que…

Columna EL ESPACIO de José Luis Gámez J.
Cuando estaba por finalizar el sexenio del General Manuel Ávila Camacho, último presidente militar, que estuvo al mando del país y que abrió paso para que arribaran, en lo sucesivo, personas civiles a ejercer el poder presidencial, además de ser participante en la refundación del que, originalmente había sido el PNR: partido nacional revolucionario: (14 de marzo de 1929) convirtiéndose en PRI: Partido Revolucionario Institucional el 18 de enero de 1946. Transformándose en el partido hegemónico y que, minimizó, por mucho tiempo, al no reconocer la presencia femenina, dando gran preponderancia a varones o bien, dejándolas participar en procesos electorales, solamente, municipales (1947) y, solo hasta el 3 de julio de 1955 pudieron, las mujeres, votar en elecciones federales, obteniendo, a partir de ahí “en teoría” la ciudadanía plena porque en la realidad seguían en segundo término pese a sus esfuerzos por ser reconocidas en todo sentido. Héroes masculinos, hay muchos; las heroínas, en gran proporción han pasado inadvertidas, muy poco se sabe de ellas en los renglones de la historia o han permanecido en el anonimato absoluto.

El proceso de participación de las mujeres en la vida pública del país, a través de la historia Mexicana, debió, ser desde sus orígenes, mucho muy importante, sin embargo, hasta hace poco tiempo se empezó a ser justipreciado en su real dimensión no por el varón dominante sino porque la mujer está logrando permear, por su fuerza e inteligencia muy femenina en una sociedad machista saturada de prejuicios.
La mujer, en la vida Nacional, se ha ido colocando con muchos esfuerzos pues, aún hay prejuicios de género que dificultan los accesos y, las pocas que lo han logrado tienen que luchar contra corriente, tanto por la consolidación de su presencia, proponiendo iniciativas y tomando decisiones inteligentes, como con los obstáculos que sus pares, les ponen en el camino con descalificaciones, discriminaciones, violencia de género, ofensas muy agresivas, que van desde la cosificación Hasta las propuestas indecorosas.

La actual Presidenta de la Nación, se ha convertido en símbolo femenino que está rompiendo con los caducos esquemas machistas al manifestar, por ejemplo, estar orgullosa de ser: “MUJER, AMA DE CASA, ESPOSA, ABUELA Y, COMANDANTA SUPREMA DE LAS FUERZAS ARMADAS”. Se está convirtiendo en un referente en la toma de decisiones inteligentes, una excelente firmeza ante problemas nacionales e internacionales específicos y las formas muy femeninas, muy sutiles para lograr que los otros vayan a donde ella quiere que vayan, para que hagan todo aquello que ella quiere que hagan aplicando en la cosa pública lo que toda mujer aplica en el hogar: sabiduría, astucia, paciencia, visión y elegancia diplomática. Estas cosas importantísimas de las que carecieron mandatarios anteriores pusilánimes y serviles impidieron afirmar con energía y convicción: ¡México, es un país libre y soberano. Colabora, se coordina, pero no se subordina!
La forma de gobernar de la presidenta está manifestando las cualidades propias del instinto femenino que permite la intuición, cualidad qué está muy afinada y por tanto percibe, casi inmediatamente, la esencia de lo que está sucediendo en el entorno. Un agregado más que favorece a la actuación Presidencial es: esa mente estructurada, poseedora de esquemas mentales concatenados, fruto de los procesos y ejercicios científicos de alto nivel.
Por último: México, está en un proceso de superación, se está quedando atrás ese México endeble carente de personalidad y mentalidad ganadora. Estamos aprendiendo a redescubrir nuestra fuerza e identidad; estas han estado presentes, nada más que, ideologías con tendencias de subyugación y dominio pretendieron, por mucho tiempo, sepultar nuestra raigambre, identidad y fortaleza histórica. México luce mucho en septiembre: qué tal si nos proponemos a que luzca más el resto del año.
