No sé rompió ni un vidrio durante el paro, se trató de un movimiento pacífico en la BUAP

Columna Libreta de Notas de Claudia García Polo @claudiagpolo
Por fin está semana pudiera concluir el paro estudiantil en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) que inicio el pasado 25 de febrero en la facultad de Medicina, que se extendió a otras facultades de Ciudad Universitaria, el Colegio de Historia, Filosofía y Letras, Psicología; y a las preparatorias de la zona metropolitana. Las protestas provocaron que durante más de un mes se paralizaron las actividades en casi toda la universidad, excepto en el Hospital Universitario y el área de la salud.
Los estudiantes paristas han pactado con autoridades de la BUAP que a las 12: 00 horas de este lunes 31 de marzo harán entrega de las instalaciones de Ciudad Universitaria 1 y 2, pero será hasta el miércoles 2 de abril cuando se reanuden las actividades presenciales en la institución.
Cabe mencionar que se trató de un movimiento estudiantil pacífico, sin violencia y durante el paro de más de un mes los estudiantes a pesar de tomar los edificios no rompieron ni un vidrio y no hubo daños a las instalaciones.
Sin bien, es un avance importante que se reanuden las actividades presenciales en la BUAP, para no afectar más a la comunidad universitaria que la componen más de 100 mil estudiantes además de personal docente y administrativo, que en su mayoría ya exigía una solución al conflicto. Esto no significa que la crisis en la universidad este resuelta.
El reto para la Rectora de la BUAP Lilia Cedillo Ramírez, será en las próximas semanas dar respuestas a las demandas de las y los universitarios, cumplir con el pliego petitorio que ante la falta de escucha de las autoridades universitarias y años de problemas acumulados, la crisis estalló en la BUAP.
Más allá de las versiones de la posible intromisión de organizaciones políticas o grupos ajenos a la BUAP o vinculados a personajes y ex rectores que ya piensan en la sucesión y pretenden regresar para retomar nuevamente el control de la Máxima Casa de Estudios y el control de negocios y acuerdos que hay en torno al poder universitario.
El paro estudiantil que tuvo una duración de más de 30 días en la BUAP fue por demandas legítimas como lograr más espacios para que los estudiantes de Medicina puedan realizar prácticas en los hospitales públicos, la demanda de mejor infraestructura en las unidades académicas, materiales en los laboratorios, agua en los baños porque están en pésimas condiciones en varias unidades académicas y profesores mejor preparados en la Escuela de Comunicación y la demanda de seguridad ante los constantes asaltos de los que son víctimas las y los estudiantes en la zona de Ciudad Universitaria.
Pero el tema más sensible que deberá atender Lilia Cedillo son los casos de acoso sexual que han sido denunciados y que enfrentan las universitarias por parte de algunos profesores y de algunos de sus propios compañeros estudiantes, así como los casos de acoso estudiantil y hasta el cobro de alguna cuota para aprobar materias. Vicios que, con el paso de los años se fueron normalizando y quienes estudiamos en la BUAP sabemos que son reales, porque nos tocó vivirlos, pero ilusamente suponíamos que con la modernización de la BUAP ya no ocurría.
Reconocer la postura que asumió el gobernador Alejandro Armenta Mier quien durante los días que ha durado el paro estudiantil, el gobierno estatal fue respetuoso de la Autonomía Universitaria, no hubo intervención alguna para que fueran las autoridades universitarias y los estudiantes quienes resolvieran el conflicto por la vía pacífica a través del diálogo, la negociación y los acuerdos.
La Rectora Lilia Cedillo, tiene un reto nada fácil, pero es la oportunidad de empezar a cambiar las cosas y transformar de fondo a la universidad, recuperar la confianza de las y los universitarios que hace casi cuatro años la llevaron a convertirse en la primera Rectora en 200 años y por su trabajo buscar la posibilidad de la reelección en el mes de septiembre.
Faltan todavía varios meses, tiempo suficiente para hacer limpia en los cargos a su alrededor, de las y los que no le ayudan y peor aún, le estorban o le están sirviendo a alguien más como manos invisibles que se mueven dentro, agitando las aguas como cada ocasión que se acerca la sucesión en la Rectoría.
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