El encuentro de dos mundos

OPINIÓN

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define a la adolescencia como el período de crecimiento que se produce después de la niñez y antes de la edad adulta, entre los 10 y 19 años. Independientemente del rango exacto de edad, es importante el valor adaptativo, funcional y decisivo que tiene esta etapa para cualquier mujer.

Si tienen a una adolescente en casa, sabrán que es un momento tan apasionante y divertido como extenuante y retador; pero, sin lugar a duda es una gran oportunidad de entablar lazos emocionales únicos con nuestras hijas.

En un solo día, puede haber periodos de desacuerdos, portazos, discusiones, reconciliaciones, arrumacos, tardes de chicas frente al televisor o relajantes días de compras. Ver a nuestras hijas convertirse en mujeres y dejarlas tomar decisiones propias no es tarea sencilla.

Nuestra adolescente se siente niña y adulta al mismo tiempo, pero sabemos que no es ni una cosa ni la otra
Nuestra adolescente se siente niña y adulta al mismo tiempo…

Nuestra adolescente se siente niña y adulta al mismo tiempo, pero sabemos que no es ni una cosa ni la otra. Está en permanente transición: pasar de ser niña y depender del mundo adulto para todo, a ser joven y comenzar a hacerse cargo de su vida.

Su cerebro está cambiando por completo, se está remodelando y generando nuevas conexiones. La jovencita de secundaria que tenemos en casa y nos sorprende con gustos distintos cada semana, está viviendo una etapa repleta de crecimiento y cambios acelerados.

Esa niña que da portazos constantes y se exaspera porque no le gusta el desayuno o porque su cabello se esponja, dos minutos antes de salir corriendo para la escuela, cuenta con áreas cerebrales destinadas a la comunicación de mayor tamaño, y el lenguaje afecta sus centros de placer. Con la intimidad y las charlas, se despiertan la oxitocina y la dopamina, dos hormonas que reducen el estrés social en una época en la que la validación del grupo lo es todo.

Las hormonas se convierten en detonadores de emociones reveladoras. Lo complicado de este tren emocional llamado adolescencia, que no tiene escala y va a toda marcha, es encontrarse con otro que viene a la misma velocidad de manera paralela, denominado menopausia. El encuentro entre ambas locomotoras puede convertirse en un encontronazo difícil de superar, pero, no imposible.

A la menopausia paradójicamente se le considera la segunda adolescencia. Lo anterior, se debe a los cambios físicos y emocionales que el 70% de las mujeres enfrentan a una edad comprendida entre los 40 y los 50 años. Sin embargo, los síntomas pueden empezar varios años antes y durar meses o permanecer varios años después.

Este periodo fisiológico en la vida de las mujeres condicionado por cambios hormonales, consiste en el cese permanente de la menstruación y los síntomas más característicos son: la aparición de bochornos, sequedad vaginal, quemazón en los genitales, frecuencia y urgencia en la micción, y una mayor frecuencia de infecciones urinarias, entre otros.

Disfruta las diversas etapas de la menopausia
Disfruta las diversas etapas de la menopausia

Los cambios hormonales de las mujeres en esta etapa crucial, al igual que en la adolescencia, contribuyen a estados de depresión, ansiedad, irritabilidad, así como dificultades con la memoria y la concentración.

Es muy común que al igual que nuestra adolescente, las mujeres maduras pasemos de la alegría a la frustración en un abrir y cerrar de ojos.

Luego entonces, hay un claro paralelismo entre la adolescencia y la menopausia puesto que en ambas etapas el cuerpo realiza un proceso para adaptarse a una nueva realidad: en la adolescencia el inicio de la etapa reproductora y en la menopausia el fin de esta etapa.

Educar desde el amor

María José Bravo, neuropsicóloga con especialidad en Inclusión Educativa y experta en Trastornos Neuromotores, Lenguaje y Comunicación, egresada de la maestría en Pedagogía por la UPAEP, recomienda establecer las siguientes estrategias con el fin de manejar de mejor manera las situaciones complicadas, que se pueden suscitar entre madres e hijas que enfrentan etapas trascendentales.

  • Cuida su autoestima siempre que te dirijas a tu hija.
  • Alimenta su autonomía, utiliza las palabras: “te sugiero que lo realices de esta manera”.
  • Recuerda que tu hija tenderá a utilizar sudaderas o a enconchar su postura, no la critiques, solo dile que se ve muy bien y abrazarla, eso la ayudará a tomar conciencia corporal.
  • Marca reglas claras y utiliza disciplina positiva.
  • La libertad de expresión te ayudará a conocer lo que piensa, siente y está viviendo.
  • Hazle saber que tu confianza se la entregas.
  • Ayúdala a pasar ese proceso hormonal tan complicado, cuidando su piel, cabello y físico.
  • Motívala para que juntas realicen ejercicios.
  • Recuerda que la actividad rectora del adolescente es la de pertenecer a un grupo social.
El objetivo es vivir este momento entre madre e hija, de mujer a mujer
Disfruta este momento que es único y no se volverá a repetir

Toda vez que entendemos que nuestra adolescente necesita comprensión y acompañamiento en esta etapa de reconstrucción llamada adolescencia, al igual que nosotras durante la menopausia la pauta es más sencilla y llevadera.

El objetivo es vivir este momento entre madre e hija, de mujer a mujer. Que se convierta en un proceso de crecimiento, de cariño, en un viaje de emociones reconstructivas que solo pertenezca a las dos.

Como escribió Lao Tzu: “La vida es una serie de cambios naturales y espontáneos. No los resistas, eso solo crea dolor. Deja que la realidad sea la realidad, deja que las cosas fluyan naturalmente hacia adelante en la forma que les gusta”.

REDACCIÓN

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