Juventud y Arte una bocanada de aire fresco en medio de la crisis de social en México

Por J. Leticia García Polo*

Invitadas por la maestra María Ángela Sara Nájera Fernández directora de la Licenciatura en Educación Primaria y Preescolar del Colegio Miguel Hidalgo, a través de  nuestra amiga y socia la Maestra Miryam Nava Cervantes, un grupo de compañeras de  la Asociación de Mujeres Periodistas y Escritoras de Puebla A.C. (AMPEP) acudimos durante dos días como jurados para calificar el concurso de Teatro, Oratoria, Declamación, Cuenta cuentos, etc.

 

 

Consideradas como unas de las principales Bellas Artes que  nos convirtieron en seres humanos, dando paso a la civilización, para ser humanidad y dejar de ser bestias.

Mi mundo diario en la vida durante  más de 33 años de periodista ha sido, tratar, ver y escuchar a políticos y gobernantes (mujeres y hombres) que van perdido la sensibilidad, que han dejado de ser humanos para perseguir como animales políticos un cargo o una posición que los hace plásticos, viviendo solo para alcanzar sus intereses individuales o del grupo al que pertenecen, indiferentes a la realidad que vivimos las personas de a pie.

 

Sin duda por ello  en lo personal me llevé una grata sorpresa al participar como jurado en “Lectura en Atril”.

Ver y escuchar a las y los jóvenes futuros docentes, me devolvió el aliento y la esperanza de que este país, tiene futuro, saber que somos más las y los buenos,  mantiene en mí la ilusión por este país.

Ver que todavía existen maestras y maestros comprometidos.

Reconocer que hay madres y padres que incentivan a sus hijas e hijos.

Que ellas y ellos tienen el deseo de ser buenos (docentes) hacer bien (las cosas) en su entorno y el sueño de formar  niñas y niños (que sean buenas personas)  que enfrentarán desafíos mucho más rudos y feroces que los que vimos en este año 2020.

Me hubiera encantado que los 10 ganaran. No diré a quiénes, pero a cinco les puse 100 puntos, porque además de que cumplieron con la entonación, ritmo y velocidad, volumen y contacto visual, lo que se tenía que calificar. Ellas y ellos se salieron un poco del esquema, movieron el Atril para que no los tapara,   tuvieron soltura, acentuaban con un ligero movimiento de las manos, el rostro o el cuerpo y mostraron mayor seguridad.

A tres concursantes, les califiqué con 80 puntos. Porque además de su lectura, seleccionaron textos de autores muy admirados universalmente. Solo a un concursante le califiqué con menos de 80 puntos, su texto era muy largo, pero era quizá el más profundo de todos los que escuchamos esa noche, el que nos daba el motivo de estar ahí, en ese instante en el Aula escuchando a una futura generación de docentes… Ahí está una crisálida, escondida en su capullo, tratando de desarrollar sus alas,  seguro en el futuro será una hermosa mariposa y maravillosa docente, que se impuso el mayor reto para competir, «El Futuro de la educación…».

A cada concursante le agradezco, porque me trasladaron por breves instantes a mi infancia, cuando mi padre Fernando García López, ávido lector y excelente narrador,  me ponía a leer en voz alta y me pedía que levantara la cara, leyera el texto, me parara de pie derechita, pero que además de entenderlo, lo expresara.

A mis hermanas y a mí, siempre nos traía libros o revistas, nos pedía tocar sus pastas, distinguir por qué  eran duras o suaves, observar el encuadernado,  si venía cosido o pegado, rozar con nuestras manos el papel de sus hojas, además de valorar las historias y a los autores, ver en detalle las imágenes y grabados.

Sin duda mi padre  fue un gran maestro autodidacta.  

 

 

Presidenta de la Asociación de Mujeres Periodistas y Escritoras de Puebla A.C. AMPEP*

REDACCIÓN

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Volver arriba