Opinión de Rocío García Olmedo @rgolmedo
Yo soy de las que creo que el Presidente López Obrador vía el Secretario de Relaciones Exteriores, tenían que evitar –primero- que se aplicaran aranceles para los productos mexicanos.
Lo que sí esperaba, es que pasados los días se pudiese conocer los detalles del Acuerdo que se haya suscrito y lo único que hemos visto es que la Guardia Nacional ha sido trasladada a la frontera sur de nuestro país, imágenes en las que detienen a mujeres, hombres, niños y niñas, incluso en los últimos días quejas, de policías federales comisionados al Instituto Nacional de Migración por las condiciones laborales en que están realizando su trabajo, con el consecuente señalamiento del nuevo Comisionado de esa Institución llamándolos fifís, como frecuentemente lo hace su jefe.
Es decir, muchas expresiones de inconformidad respecto del tema, alto grado de repudio y rechazo a la política exterior que se está asumiendo desde el Estado mexicano, que podría en un futuro inmediato, ser el detonante de actos de violencia que a nadie conviene.
Por eso sería bueno conocer con claridad los compromisos asumidos, porque si a esto le sumamos, la percepción cada vez más generalizada de que se están imponiendo decisiones sin sustento: retiro de apoyos para estancias infantiles, refugios, becas, emprendedores, hospitales, medicamentos; continuar permitiendo y hasta provocando rechiflas permanentes en cada evento del Presidente López Obrador en contra de las autoridades de gobierno, que guste o no, representan Instituciones; expresiones constantes encaminadas a destruir Instituciones: como cambiar proyectos debidamente planeados y presupuestados por los gobiernos, mediante decisiones a mano alzada como sucedió en Durango; o que tal el regalo de algunos millones de pesos entregados para apoyar a otro país, habiendo tanto que apoyar en el nuestro; o como los que llevan como propósito desprestigiar a personas, llámense periodistas, ex funcionarios y ahora también a instituciones educativas sin pruebas; o como el escuchado el fin de semana de que “el sargazo no es gravísimo” y que va a mandar a hacer embarcaciones especiales para retirarlo, por encima de lo que sostienen los especialistas-ambientalistas.
Si se pretende detener los niveles de violencias que padecemos las familias en todo el país y esto se pretende hacer desde las Instituciones, ¿cómo podemos esperar que haya confianza ciudadana en ellas, si el propio Presidente las desacredita, las desprestigia, las minimiza y las desautoriza?
Es preocupante, más aun cuando ahora sí de manera reiterada, se escuchan comentarios que señalan, análisis críticos, mensajes en redes adversos, es decir, se está construyendo ya, una percepción generalizada de que se imponen decisiones sin sustento, sin orden, sin planeación, lo que sin duda, ya genera sentimientos de rechazo, que pueden –nuevamente- ser detonantes de actos de violencia en un futuro inmediato que a nadie conviene.
Recientemente fue recordado en una lectura un análisis que comparto, sobre el mito del “líder fuerte” David Runciman menciona que ser un gobernante exitoso “no es solo cuestión de fuerza de voluntad” lograr o no los cambios que los políticos persiguen al llegar al poder depende de que las personas, la maquinaria del gobierno y las instituciones los acompañen. “Nada en política es inevitable: los malos resultados políticos no están más predeterminados que los buenos”
Muchos frentes abiertos. Forma es fondo dicen los clásicos.
Por eso importante que haya habido siete registros para contender por la dirigencia nacional del Partido Revolucionario Institucional (PRI), con la esperanza que de este momento interno en el PRI, resulte la reconstrucción de un partido político de oposición, fuerte, que tanto se requiere hoy más que nunca en nuestro país.
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