Empoderamiento de las niñas con educación, salud y ser tomadas en cuenta

De la REDACCIÓN|

Invertir en las niñas y mujeres jóvenes es importante por muchas razones. De acuerdo con Silvia Wong, Especialista Técnica sobre Adolescencia y Juventud de la UNFPA, “invertir en las mujeres es inteligente y justo, promueve la justicia y el desarrollo social y cierra la brecha de los géneros”. Los inversionistas también necesitan saber por qué, cuándo y dónde invertir.

“Los mayores desafíos que enfrentan las niñas y mujeres jóvenes son: la sociedad en que viven y cómo les ayuda el gobierno”, dijo la joven de dieciséis años de edad, Iztel Delgado, Asesor Adolescente de la Campaña Niña Ascendente. Ella además destacó la importancia de demostrar a las niñas que hay atención para ellas, en particular para las mujeres jóvenes de los países en desarrollo.

Las cinco políticas clave en que la ONU, así como la Campaña Niña Ascendente, se están centrando, debido a la dificultad de llegar a las niñas, son ayudarlas a lograr educacion, salud, seguridad, el ser tenidas en cuenta, y liderazgo.

La promoción de la educación y el desarrollo como líderes son algunas de las herramientas que aumentarán la visibilidad y reforzarán el papel de las mujeres. Mejorar e incrementar la educación, la conciencia y las posibilidades de participación ayudarán a mejorar las funciones de las mujeres jóvenes en la sociedad.

EMPODERAR A LAS MUJERES ES EMPODERAR A LA SOCIEDAD

Hay 1,1 mil millones de niñas en el mundo y cada una de ellas merece igualdad de oportunidades para hacer efectivo el disfrute pleno de sus derechos humanos y su potencial, a fin de contribuir al desarrollo nacional, político, económico, social y cultural, y de beneficiarse de sus resultados.

La educación es el factor fundamental para la promoción de la igualdad de oportunidades, más aún cuando se pone en el centro a los estudiantes como agentes de cambio. La tasa de egreso en el nivel secundario del total de mujeres es de 52,69% y la tasa de abandono es de 9,34 por ciento. Por otro lado, los datos que brinda el Ministerio de Salud de la Nación, en relación con el porcentaje de bebés de madres adolescentes (menores de 20 años) se ha mantenido estable en torno al 15%, y que a su vez, el 67% de las adolescentes que tiene un hijo, reporta que ese embarazo fue no intencional.

Dichas estadísticas demuestran que, pese al creciente reconocimiento internacional de que la educación de las niñas constituye una de las herramientas más eficaces para el progreso, siguen padeciendo discriminación en la enseñanza. Debemos garantizar el acceso equitativo y la permanencia en la escuela de las niñas, para dotarlas de una educación que les permita construir su proyecto de vida. Educación es igual a aprendizaje, aprendizaje es saber y libertad. Mujeres madres que logran su escolaridad completa logran que sus hijos terminen la escuela con mayor probabilidad que los hijos de madres no escolarizadas.

Las condiciones no deseadas y determinantes del proyecto de vida de las niñas deben ser combatidas como una degradación a los derechos humanos fundamentales y un obstáculo para el desarrollo sostenible de valores, progreso y crecimiento de nuestra nación.

Debemos asumir el reto de realizar progresos significativos en garantizar el acceso y la permanencia de nuestras niñas a una educación de calidad, que les provea una formación integral para que puedan decidir en función de su proyecto personal de vida; entendiéndolo no sólo como un ordenador de prioridades, valores y expectativas, sino también como construcción de su autoestima que les brinde bienestar y felicidad.

mdmujeres

Equipo editorial M

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